Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

martes, 18 de julio de 2017

Guardiana.

No la ha visto,
ni tan siquiera al entornar los ojos.
Pero lo da por hecho: ella está ahí,
siempre ahí, discreta y silenciosa,
paciente, sin apremios.
Sabe que no se irá, es decir,
lo hará, pero cuando el momento llegue.

Entonces quizá sea así:
levemente tocará su hombro,
le recordará que ha llegado 
por fin ese instante,
el que imaginó de mil modos,
pero ninguno de esos modos fue.
No opondrá resistencia alguna,
no se si estará feliz, o triste,
si verá la luz, o la oscuridad,
sólo se que aceptará el envite;
imperceptiblemente mirará hacia atrás,
pero sólo segundos.

Después, lo que será...será.
No podrá escribirlo, ni contarlo,
ni recordarlo para otros.
Sucederá.
Será el último suceso.
El que no se espera y, sin embargo,
es inevitable, natural, humano,
el sello final de la vida misma.

Y partirá pensando, quizás,
que no olvidarán su nombre,
su rostro, sus manos...
sus palabras.

Y sólo por eso,
habrá valido ser alguna vez.***
Abstract painting with bird by artist Blaire Wheeler
Y los pájaros, y sus trinos....ellos la acompañarán.

lunes, 10 de julio de 2017

Voces del mar...

 Sólo una vez nos encontramos el mar y yo.

Y nos reconocimos, desde la eternidad de los tiempos.

La vuelta...

Mientras camina,
sin que el tiempo gravite el paso,
alejada de los charcos del suelo,
del ir y venir de los automóviles,
del semáforo en rojo...
mientras camina piensa 
que hay días así, enfundados en gris.

Días de palomas arrullando en las ramas,
ramas desnudas de hojas,
ramitas invernales.
Arriba, muy alto, planean parejas de caranchos,
levitan sus vuelos, atraviesan nubes,
desandan las tardes.
En la hierba ramilletes de macachí rosado,
hojas de álamos, recortes de greda,
millones de hormigas,
cascotes de broza,
miles de pisadas...

Ella ve más lejos,
era en otro tiempo,
cigüeñas aladas, tajamar espejo,
gallinas coloradas.
Ella sueña ramas de paraísos verdes,
cuentas de colores, trocitos de loza,barbas de choclo,
choclos asados,
canastos de marlos, leche recién ordeñada.
Sueña que la mesa se viste de fiesta,
que ríen sus rostros, que la tarde es larga.
Manos que se enlazan,
natillas con azúcar, quemada.
Plantas de nácar, culandrillos, helechos,
y la tierra, negra, perfumada.
Tazones enormes, cocina de leña,
el invierno juntos, las charlas.

Y navega el tiempo en aromas
dulces, orejones secos tendidos en las chapas,
picaflores en los naranjos,
flores de fortuna, tarritos de lata,
sillones de mimbre, sembrados de lino,
sombreros de paja de trigo trenzada,
baúles misteriosos, sábanas bordadas;
en el patio, nísperos dorados,
naranjas de verano, mandarinas campeonas,
palma imperial y mates con cedrón,
rueda de destinos, ajuares blancos,
cocina a leña, tizones de fuego,
cajones con trozos de madera cortada...

Y vuelve en sus pies,
cruza la calle, saca las llaves,
abre el candado.

Regresa a su casa...


No era un ocaso de tantos...era ese, el testigo doloroso de la constación del inexorable paso a través del tiempo...