Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

sábado, 23 de junio de 2012

MIRADA.

   Hace días que veo la luna convertida en una tajada de sandía dorada. Sobre ella una esfera semitranslúcida, estática, perfecta.
   La he visto al final de una amplia avenida.
   La he visto sobre la alameda y cerca del ombú.
   La he visto en medio de altos edificios.
Siempre igual, siempre bella...
    He visto crecer la tajada de sandía y decrecer la esfera.
    La sombra y la luz. Cada noche un poco más, a la inversa.






KYRIOS AETHER. Alquimia II. Barcelona. España


    El viernes, a la nochecita, vi la marea de gente en la peatonal.Unos hacia allá, otros hacia acá, el resto esperando el semáforo. El perro vagabundo junto al vendedor de garrapiñadas: movió la cola, movió la cola una y otra vez...luego se alejó, nadie lo había visto.El vendedor revolvió la mezcla, hablaba con alguien, ¿cuántas bolsitas habrán salido ese día?
    En la plaza brillaba el agua de las fuentes. El reloj del municipio marcaba las horas, como siempre.
    En la puerta de la catedral había una madre joven con su bebé dormido...¿dormido?...pidiendo limosna. Adentro dicen que está dios, no les creo, la hubiese invitado a pasar.


    Muchas personas salían del cine Rex. Un niño dijo a su padre: "¿vamos a comer algo?" y el padre respondió: "compraremos unos bizcochos, no me alcanza la plata...".
    Una chica, con boina y anteojos, llevaba de tiro un perrito de raza -reconocida- con capita de color.
     Dos mujeres del plan trabajar juntaban -aceleradamente- los papeles y envases que tiraron los desaprensivos de siempre.
     En la esquina, la joyería "El cofre" tiene una puerta enrejada y otra no. En las vitrinas se exhiben las joyas que jamás compraré, ni quisiera...sólo aprecio las bombillas de alpaca, me gustan.


     Por Alem vi el gran tronco de la que fuera una tipa gigante. Allí, justo al lado, por última vez lo miré al Pique y le hice una caricia. Le faltaba una pata. Iba con todos a las movilizaciones. Un día cualquiera ya no fue más.


     Un gatito gris se asomó, tímido, a través de la reja.
     Sobre la pared se leía, con gruesos trazos de pintura bermellón: "MEDIANERA EN JUICIO".


     San Martín al final, rumbo al río, naranjos amargos de frutos redondos, de follajes verdes y oscuros, frondas redondeadas. Pasan por allí los alumnos del Nacional. Usan las naranjas como pelotas.¿Alguno habrá sentido su fuerte aroma? ¿Quién habrá partido una naranja alguna vez y al sentirla tan amarga frunció el ceño y la arrojó lejos? Se de tías y abuelas que también con ellas hicieron dulces.


    Antes de doblar, alguien ha puesto un camastro y ha dejado un pote con agua. Es que en la cuadra vive un perro beige, pernocta allí cada tanto.
   
    El viejo cruzó la calle con su muleta, despacio, a su ritmo, entre la hilera de autos.
    Frente a la escuela el muchacho estaba sentado en el paredón bajo del espacio verde, a su lado la muleta...
    Considerada la situación, no hay entre ellos grandes diferencias. Algunas veces, la desgracia nos iguala.


    Y el colectivo siguió su marcha. Cada esquina un timbrazo; subió mucha gente; el conductor estaba alterado. 
¿Cómo no estarlo?, me pregunté. No podría ser conductora de un colectivo urbano. Un grupo de adolescentes se reía de todo...y de nada. Todos mirábamos por las ventanillas. Cada quién en su pequeño-gran universo.


    En tanto la luna seguía allí, impertérrita, sublime.***


                                                Texto: M.A.O




    

sábado, 16 de junio de 2012

viernes, 1 de junio de 2012

Signos.

   Un cielo fijo y otro móvil.
El punto inexistente que miro hasta el cansancio.
La mancha de humedad que se expande, se deshace,
la barajo como un maso y aparecen rostros, ojos ciclópeos,
escorpiones, castillos enanos, piedras ágata, un rostro
irritado con dos haces de luz, una botella blanca con una Y,
la cara de un felino, decenas de langostas, el círculo perfecto
de la luna, un perro galgo con las orejas inclinadas hacia adelante,
un moño negro de terciopelo, un desharrapado con levita,
una isla pequeña en medio de la nada, un minero con casco oblongo, nubes tormentosas, grises, mustias, un dragón sin alas, una extraña escultura,  un bisonte solitario, 
un pequeño caracol desorientado...

Se escurrió la tarde detrás de las frondas.
De claro, claro-oscuro, oscuro..
Y el aturdido silencio mutó en infinitos sonidos, 
sonoro compás y avanzó la noche,
se acostó a lo ancho, abarcándolo todo,
y fue noche total, en alguna franja del universo.

La mariposa color de los frutos de los citrus
que mi memoria reproduce, puntillosa. Revoloteando
con gracia frente a la vidriera opaca, qué quería 
decirme, o quizá preguntarme...pero no, sólo se suspendió
por dos instantes en el aire húmedo del mediodía,
y no dijo nada, no le dije nada...me quedé mirándola.

Deseo recuperar aquel mimbre gigante con los pájaros
incluidos, con mis canciones infantiles, con todo el futuro
que no arribaba ni tan siquiera a la vuelta de ninguna esquina.

Es trágica la sensación de límite,
coto a la libertad, sinsentido de lo que otros aprueban o no.
¿Cómo es el propio medio interno?
¿De qué color es la frontera?
¿Existe?

Hay un punto de viraje, tan sutil, frágil,
imposible de detectar, fugaz...
pero allí todo cambia, lo oprobioso se transforma,
el sinsentido se trueca por milésimas de segundo,
una ancha avenida ya no es de plata, es verde,
intensa, brillante. 
Nada podrá convencer a la euforia que no se lance,
desalineada, a volar en la mismísima Vía Láctea.
Un orillo prolijo encierra reveses, secretos, evidencias.
Un grácil vuelo rojo aletea junto a las manos blancas.

Todo se ha encendido. Una vieja palmera quiso crecer
de canto, se estiró sobre el lago.
Una música extraña sobrepasa los oídos. Ritmo. Cadencia.
Alguien ríe a carcajadas. Alguien permanece en calma.
Todos los gansos volaron hacia el arbusto.
Las nubes se elevaron, montañosas, imponentes.
Una doble fila de gigantes abrió paso al transeúnte.
Viajero de lo abstracto. Huellas.

Gritos prodigiosos laten entre las ramas.
El viento se ocupa de anunciarse. Se esmera,
se escurre, danza frenética.
Una cadena desliza su fraseo irresoluto.
Sonrisas pintadas.
Las guineas anuncian su paso, se agitan,
se exponen, se juntan, se fugan...

Pandorga multicolor, anhelos de infancia.
Viajero de si, testigo silencioso,
ambición de mañanas.

Lampalagua contorsionista,
salto del pez que espía la orilla.
Se expandió el horizonte en una fogata contenciosa,
los gaviotines bailaban sobre los remolinos amarronados.
Abrió la barca un sendero en el cauce,
remo, brazos, remo.

Y así siguió la vida,
 viviendo, plenamente.***

                                                        Texto: M.A.O