Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

martes, 22 de septiembre de 2020

Alboradas...

Dios no está en las iglesias...no.

Hoy he visto al mendigo llamar a las puertas de la parroquia, cerrada.

Con su perro color canela, su pelo blanco, su voz quebrada.

Pero nadie abrió, nadie abrió...

Dios me ha cruzado en el parque, junto al lago.

Iba cabizbajo, preocupado. Movió sus manos y se agitaron las aguas.

Y volaron las aves blancas y negras.

Dios está en mi corazón, que palpita y se angustia.

Está en los pimpollos y en las hojas cobrizas, en los polluelos,

en los niños, en las estrellitas de sus ojos,

Dios está en las manos de los que hacen buenas obras,

y en las lágrimas de dolor y de alegría.

                     ...

Y suenan los acordes de Um Amor infinito,

Margarita nos espía detrás de las ligustrinas,

y no existe ninguna placa con su fotografía.

Mi madre me dice que me lleve el pocillito de vidrio.

No, no lo llevo. Pruebo el dulce y lo dejo, en el aparador de siempre.

Con su canasto de mimbre la abuela me invita a juntar los marlos.

Y se ordenan en filas los orejones sobre la chapa de zinc.

Caen las tardes en el paraisal, mientras recorro el campo, rodeándolo.

Por las vías pasa el tren de carga y para el cochemotor en lo del Doro.

Mis tías cosen y bordan, trenzan el trigo, hacen bolsos y sombreros

que le venderán a la Nica, en el pueblo.

El Padre Juan Esteban predica el evangelio entre nubes,

y asisten los feligreses que tanto lo quisieron.

Amanece con luz de lamparita y se enciende la cocina a leña.

Los perros se desperezan, saludan, y ladran (por las dudas).

Y dice mi tío que es el cardenal el que rompe la noche y anuncia la aurora.

Y abro mis ojos, y escucho los acordes del zorzal.

Delantal blanco, piso brillante, y los altos tacones de la Sra. Porota, la bibliotecaria

de mi escuela primaria.

Un teatrillo de títeres y yo soy el hada. Visto de rosa y tengo varita mágica.

Suenan frecuencias uruguayas en la vieja radio.

Mi padre saca cuentas y toma mate amargo. Aún no se ha muerto, aún tiene esperanzas.

No ha perdido todo, tiene sueños, proyecta futuros.

Nosotros -mi hermano y yo- somos niños. Leemos cuentos, trepamos árboles,

comemos mandarinas y nos peleamos.

Tengo un pequeño cementerio de pichones de pájaros que han muerto en las tormentas.

Le temo a los truenos.

Junto flores silvestres y canto en el mimbre de los Vazquez.

                                                  ...

Es la siesta y camino lenta por el viejo sendero de palomas y cipreses altos.

Llevo ramos de flores de jardines etéreos y me lavan la cara las lágrimas que caen.

Recorro lentamente los pasillos soleados, reconozco los nombres,

me detengo, voy repartiendo flores y capturando instantes...

                                                 ...

Y a veces estoy tan, pero tan triste, que sólo escribir me da consuelo. ***

Son tantos los recuerdos...suelen aparecer, como por sorpresa...