elevo el rostro, miro las estrellas, es tan magnífico el espectáculo,
tan nítidas ...titilan... allí debajo todo el campo.
Temblor de cardos violetas, trémulas verbenas rojas,
anochecidas gramillas, serenata de chicharras.
Ahí arriba, ahí...todo el cielo, esplendoroso.
Un olor profundo de la madre tierra, un aroma,
una vibración, todo el silencio ...
Y entonces me asalta tanta pequeñez humana;
hay una cornisa, un monte, un espinillal.
Todo es verdor casi negro, la noche lo contagia.
El aire está lívido, evanescente, de pronto es ráfaga.
Es puro asombro de ojos, de roces, de miradas.
Se extienden al infinito todas mis ansias.
No naufrago. Estoy en tierra.
Mis ojos sueñan con el universo entero.
Abro mis dedos.
Despliego mis alas.
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Díptico bailarinas. M.A.O |
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