Ella lo llevaba, y su rostro era translúcido;
era propiamente la mortaja de su crepuscular mirada.
Ella llevaba los brazos como lianas,
la desposaba el mar con la marea alta.
Caminaba sin pies, como caballito alado,
era tan efímera como una exhalación,
tan perenne como las preguntas,
era tan ....tan así, como si fuera nada.
Sin embargo era roca, era abismo,
misterio y remembranzas.
Alguien se olvidó de ella,
ella olvidó que había sido olvidada.
Creció la espuma, la espuma blanca.
Cardúmenes lilas y perlas sagradas.
Ella se perdió, iba en medio de una ola,
la ola subió, encontró la arena,
la dejó varada.
Y estaba la luna, piadosa y osada.
Dejó aquel sombrero, alas de nácar.
Corales naranja, peces espada.
Alquiló su sombra y siguió...sin nada...***
Kyrios Aether. Barcelona. España. |
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