Canta un cántico triste, melancólico,
un repetido lamento, notas que se
reiteran una y otra vez.
Nadie lo ve. Sólo su trino se oye.
Al atardecer. En las siestas de estío.
Al amanecer.
Oculto. Oculta está. Esconde su pena.
Un denso follaje lo protege.
Barreras del tiempo.
...
Peregrina en su pasado.
No lo sabe. Errática.
Junta sus manos. Retuerce su falda.
Una vez pregunta. Vuelve a preguntar.
Y olvida todas las respuestas.
...
Corre y se trepa en el paraisal.
Espera a su amiga de la infancia.
Junta locitas de platos rotos.
Mira su muñeca Lita, cuerpo de estopa,
carita de porcelana.
Vuelve de la escuela cruzando el campo.
Van en hileras. Todos los hermanos.
Todos eran diez. Ahora sólo tres.
Década del treinta. Escasez.
Familias numerosas. Fiestas en los patios.
Largos bancos. Risas compartidas.
Panes compartidos. Troja de maíz.
Pasa la noche recostada en su vieja cama.
No puede respirar. Tiene asma.
Su madre no es anciana. Ella no es anciana.
Lleva un gran moño en la cabeza.
Mira con atención a la maestra.
...
¿Por qué él? -se pregunta- por qué justo él...
era su refugio, el más pequeño, aquel que hamacaba
en la vieja cuna de la que asomaban sus pies.
Y se fueron todos...o casi todos.
Su muñeca llora, dentro de una caja.
...
Y ahora repite frases, dicen que se olvida.
Repite como campana, como aquélla que la
vio llegar con tocado de novia, ramito de azahares.
Las plantas, los hijos, los nietos...la vida.
El final.
Ata las cortinas. Se sienta en el sillón.
Mira pasar la gente detrás de la ventana.
La radio. El sillón. Pasos cortos.
Lejos, en la laguna, reflejos de cigüeñas
le iluminan los ojos.
...
Se apaga.
Durante las tormentas prende velas benditas.
Le reza a la virgen de la medalla milagrosa.
Las velas se apagan...también ella.
...
Amasa el hojaldre para los pasteles
de la Navidad. Recorta figuras para el arbolito.
Arma el pesebre para los niños.
Lava la ropa en latón de cinc.
Puntea la tierra. Cultiva la huerta.
Plancha guardapolvos blancos con almidón.
Prepara cuadernos. Pega figuritas.
Se queda parada mientras ellos se van.
Les levanta la mano. Vuelve a sus tareas.
...
Camina despacio. Se sienta despacio.
Se acuesta con dificultad.
Su ojos anidan miradas lejanas.
Se opacan.
Se apagan.
...
Ella ya no es ella. Es otra. Es muchas.
Es todas. Es nada.
Es como la lumbre del viejo farol.
Ella, que ya no se tiene a sí misma,
ve como las luciérnagas invaden
el campito de enfrente.
Piensa que la luna es la que miraba
desde el borde de la vieja galería
-que por entonces no era vieja-.
...
Su sombra.
Sombra de sí.
Débil llamita.
hermoso y profundo texto ... te inspiraste en tu querida MAMÁ !!!!!!!!! no quiero equivocarme... millones de cariños para vos y SALUD para tu dulce Madre
ResponderBorrarMuchas gracias por tus conceptos mi querido Amigo. Retribuyo tu cariño y agradezco profundamente tus buenos deseos.
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