Sentada frente al ventanal, sobre la mesa un plato, un par de cubiertos, una taza de té...dejó correr los pensamientos con desgano, sin oponer resistencia alguna.
Por pura inercia giró la cabeza, miró la pequeña azucarera de aluminio y la yerbera de madera antigua, también el pocillo de vidrio labrado (que otrora sirviera como probador de aquel dulce de leche)...sintió que las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, insistentes, dolorosas..y como en una función de teatro de entonces desfilaron personajes recordados y olvidados, conocidos e imaginarios.
Cerró los párpados, cual un pesado telón de escenario.
Su acongojado corazón se estrujó, una vez más.
¿Qué podría hacer de ahora en más? ¿Podría...?
Corrió todas las cortinas.
Cerró todas las puertas.
No creer. No esperar. No confiar.
Estar. Sólo estar...dejarse ir, no forzar nada, no luchar.
.......
Todo un cúmulo de fantasmas desfilaron por su mente.
En su naturaleza no estuvo, ni lo estaría jamás, darse por vencida.
Y aunque en ello se le fuera la vida, volvería a sonreír,
se juró, y a apreciar la luz y los colores, a rescatar bichos torito
dados vuelta, a ayudar hormigas que luchaban con hojas gigantescas.
Y ellas comerían de sus rosas,
y los rosales resistirían -al igual que ella-
y redonda la luna iluminaría los campos,
y los bichitos de luz jugarían en las noches de verano.
Y aún cuando sus pies estuvieran muy cansados,
y los años vividos fueran muchos,
bailaría, ligera, grácil como el mimbre o los juncos,
escuchando las ranas anunciando la lluvia,
bebiendo del rocío,
cosechando violetas y calabazas,
sin esperar carrozas,
ataviada de luces para la partida,
dejando atrás dolores y lágrimas.
Siendo ella misma, por siempre...****
Por pura inercia giró la cabeza, miró la pequeña azucarera de aluminio y la yerbera de madera antigua, también el pocillo de vidrio labrado (que otrora sirviera como probador de aquel dulce de leche)...sintió que las lágrimas pugnaban por salir de sus ojos, insistentes, dolorosas..y como en una función de teatro de entonces desfilaron personajes recordados y olvidados, conocidos e imaginarios.
Cerró los párpados, cual un pesado telón de escenario.
Su acongojado corazón se estrujó, una vez más.
¿Qué podría hacer de ahora en más? ¿Podría...?
Corrió todas las cortinas.
Cerró todas las puertas.
No creer. No esperar. No confiar.
Estar. Sólo estar...dejarse ir, no forzar nada, no luchar.
.......
Todo un cúmulo de fantasmas desfilaron por su mente.
En su naturaleza no estuvo, ni lo estaría jamás, darse por vencida.
Y aunque en ello se le fuera la vida, volvería a sonreír,
se juró, y a apreciar la luz y los colores, a rescatar bichos torito
dados vuelta, a ayudar hormigas que luchaban con hojas gigantescas.
Y ellas comerían de sus rosas,
y los rosales resistirían -al igual que ella-
y redonda la luna iluminaría los campos,
y los bichitos de luz jugarían en las noches de verano.
Y aún cuando sus pies estuvieran muy cansados,
y los años vividos fueran muchos,
bailaría, ligera, grácil como el mimbre o los juncos,
escuchando las ranas anunciando la lluvia,
bebiendo del rocío,
cosechando violetas y calabazas,
sin esperar carrozas,
ataviada de luces para la partida,
dejando atrás dolores y lágrimas.
Siendo ella misma, por siempre...****
Y toda la luz que siempre celebró iluminó su oscuro trayecto... |