Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

miércoles, 10 de junio de 2020

Amigo mío...

Tanto, tanto te he amado que 
no creo poder dejar de hacerlo.
Esos, tus brazos extendidos hacia mi,
tu porte, tu prestancia,
tus fuertes raíces y tu copa ancha,
generosa, portadora de flores y de hojas,
refugio de las aves, sustento.
Serenamente dejabas que transcurran
tus días, orgulloso de tus atardeceres mágicos,
rojos, cálidos, a veces sólo de tenues colores pastel,
apagándose despacio ante una multitud de estrellas.

Ayer he sabido de tu muerte,
no he podido soportar el dolor...
salí por la callecita, tantas veces recorrida
para verte, y vi dos monstruos de acero a tus costados,
y hablaban seres sin alma a tu alrededor,
y el atardecer aún sangraba en el horizonte.

Eras lo permanente, más de un centenar de años cobijando
pájaros y sueños, testigo maravilloso de tantas historias.
Dos muñones tronchados elevabas hacia el cielo,
te pedí perdón por no poder haber hecho más para salvarte,
ni se si pude recordar las notas y la burocracia,
me corrían las lágrimas y por bajo maldecí a los dueños
de ese predio...los compradores, los que no entienden nada.

Que el único dueño de ese predio eras vos,
amigo mío, vientos de mi alma, 
y después de mirarte, por última vez,
giré sobre mis pasos,
para no lanzarme al cuello del que manejó la topadora,
la que rompió sin piedad tus raíces, tan bellas,
y la horrorosa motosierra que taló tus ramas,
arrojó los nidos sin piedad al suelo,
esa tierra hermosa que te cobijaba,
donde por años pastaban las vaquitas de Cata,
florecían los cardos, revoloteaban los abejorros,
y hacían sus cuevas las lechuzas de las vizcacheras...

Hoy no quise ver...
No pude...
Por la mañana vi que algunos vecinos miraban hacia allá,
y sellé mis oídos para no escuchar.
¿Cómo puede alguien haber matado a alguien como vos?
He llorado tantas lágrimas que mis ojos se ven enrojecidos
e hinchados, pero qué importa...vos sufriste, y eso me duele.

No te olvido. No lo haré jamás.
Guardo tus canciones de brisas de verano,
tu sabia presencia,el paso de la cola de tifón,
tu paciencia con los niños trepando tus raíces,
y esa nobleza tan tuya.

Ombú de mis amores,
compañero de mi alma.
Que sepas que por siempre te llevaré conmigo,
y tal vez algún día, cuando también me marche,
encontraré tu silueta en cualquier galaxia,
y yo mutaré en hada, seré pequeñita y alada,
y nos contaremos historias,
por toda la eternidad./****************
Eras todo luz, brisa, poesía...

..y lo serás por siempre en mi memoria...


1 comentario:

  1. Muy sentido el texto ... refleja el Dolor que nos genera a todos el momento que te tocó vivir

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