La cucharita de alpaca,
arrumbada en el costado de un cajón.
La miré.
Indiferente, cubierta de
extrañas manchas negruzcas,
permaneció allí, impávida.
Alargué dos de mis dedos.
La toqué.
No diré con precisión,
si estaba fría como el metal o
tibia, comme le thé.
La saqué.
Con un trocito de virulana gris
froté su semblante, serio y compungido.
Siguió ignorándome.
Reverso, anverso,
el mango, la cuenca completa...
un largo rato.
La levanté, frente a mi.
Nada de manchas.
Rien de brume.
Un diminuto espejuelo dorado,
juste ma face.
Sonreí. Sonrió.
En comunión.
Resplendissant!
Giró, giró, danzando toujours
en la taza de té.*
Texto: M.O
Fotos: M.O
Sutil, muy sutil y hermoso...
ResponderBorrar¡Chapeau!
¡Muchas gracias por tus palabras Jan! Como verás, amo profundamente la poesía...Abrazos!!
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