Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

domingo, 2 de octubre de 2011

Destino...

reinicio.
nostalgia..


I. LA LÁMPARA EN LA TIERRA.
recuerdos...
resistencia..

* Vegetaciones.


                            A las tierras sin nombres y 
  sin números
  bajaba el viento desde otros dominios,
  traía la lluvia hilos celestes,
  y el dios de los altares impregnados
  devolvía las flores y las vidas.



  En la fertilidad crecía el tiempo.
  
             El jacarandá elevaba espuma
             hecha de resplandores transmarinos,
la araucaria de lanzas erizadas
era la magnitud contra la nieve,
el primordial árbol caoba 
desde su copa destilaba sangre,
y al Sur de los alerces,
el árbol  trueno, el árbol rojo,
el árbol de la espina, el árbol madre,
el ceibo bermellón, el árbol caucho,
eran volumen terrenal, sonido,
eran territoriales existencias.
Un nuevo aroma propagado
llenaba, por los intersticios
de la tierra, las respiraciones 
convertidas en humo y fragancia:
el tabaco silvestre alzaba
su rosal de aire imaginario.
Como una lanza terminada en fuego
apareció el maíz, y su estatura
se desgranó y nació de nuevo,
diseminó su harina, tuvo
muertos bajo sus raíces,
y, luego, en su cuna, miró 
crecer los dioses vegetales.
Arruga y extensión diseminaba
la semilla del viento
sobre las plumas de la cordillera,
espesa luz de germen y pezones,
aurora ciega amamantada
por los ungüentos terrenales
de la implacable latitud lluviosa,
de las cerradas noches manantiales,
de las cisternas matutinas.
Y aún en las llanuras
como láminas de planeta,
bajo un fresco pueblo de estrellas,
rey de la hierba, el ombú detenía
el aire libre, el vuelo rumoroso
y montaba la pampa sujetándola
con su ramal de riendas y raíces.


América arboleda,
zarza salvaje entre los mares,
de polo a polo balanceabas,
tesoro verde, tu espesura.
Germinaba la noche
en ciudades de cáscaras sagradas, en sonoras maderas
extensas hojas que cubrían
la piedra germina, los nacimientos.
Útero verde, americana
sabana seminal, bodega espesa,
una rama nació, como una isla,
una hoja fue forma de la espada,
un flor fue relámpago y medusa,
un racimo redondeó su resumen,
una raíz descendió a las tinieblas.





                                        PABLO NERUDA, CANTO GENERAL I 
                              EDITORIAL LOSADA S.A.    EDIC. 1982







plenitud..


convivencia..


extrañezas.

Comparto estos versos de uno de mis poetas predilectos y les dejo algunas de mis fotografías.
                                                         
                                                          M.O

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