Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

martes, 1 de noviembre de 2011

Constataciones...

      Mientras esperaba -inútilmente por otra parte- que se dignara pasar el cole que tomo en la avenida que pasa frente a mi barrio, espiaba detrás de unas enormes ramas a ver si se acercaba con su porte de cascajo  antiguo y su cartel con una mínima luz anunciando Loreto-Centro no pude evitar seguir pensando en lo que ya venía haciéndolo, desde el mismo momento en que traspuse la puerta de mi casa.....En mi cabeza daban vueltas y más vueltas varias ideas, aunque prioritariamente giraban alrededor del sentido o sinsentido de la existencia, de que si viene dado...que si se lo damos, que hay sentidos parciales, utópicos, engañadores, auténticos, si existe en realidad un por qué de existir y un para qué en la existencia...en fin, devaneos que poco tenían que ver con el oprobio evidente de seguir esperando un colectivo que acabaría por no pasar...

Peces en Temaikén.
   
       Cuando me percaté por fin de que el tiempo había pasado y del susodicho ni noticias comencé a caminar, primero con la idea de abordar otro, que pasa justo a  tres cuadras de aquí, pero.....coincidencias con el desatino de la espera, al ir llegando -o al menos bastante cerca- a la otra parada, el 4 de San Benito pasó como si nada, ignorando totalmente mi ofuscación por haber esperado en vano el otro y por perderlo ahora con tan escaso margen de tiempo y espacio por recorrer....mon dieu!!!! (dije cosas peores pero me abstengo de reproducirlas aquí)..en tanto miraba las copas altísimas de los álamos y oía la musiquita que hacen las hojas que bailotean en un pecíolo alado pensé que tenía que haber un sentido, una construcción de sentido, una aproximación, al menos un esbozo. Apuré el paso porque, decididamente, llegaría tardísimo a mi clase de danza.
      En una nueva casa de comidas vi un señor pelado y rubio arreglando una vieja heladera, mientras -de espalda a la puerta- una chica morena hacía algo que supuse sería de tipo culinario -acorde al lugar, claro-. Por la avenida  los autos, camionetas, camiones, motos y otros cuatro ruedas iban tan rápido que me pregunté al pasar a dónde irían, que si tiene caso ir tan rápido...que de todos modos llegaremos irremediablemente en el momento justo. Crucé las vías poniendo cuidado en el agujero que dejó una laja al desprenderse del puentecito. En el gym música altísima y aparatos a full, pensé si era un buen modo para desestresarse..en fin, cada quién con su cada cuál...los lapachos ahora verdes enteros, pasó el tiempo de la fronda rosa, amarilla o blanca, álamos plateados, un viejo roble que es guardián de la verdulería donde un par de muchachos olían a ajos, revolviendo en un cajón de madera. Al atravesar la vereda de la veterinaria recordé a Gilberta, a Midarha, a mi Sashita....todos mis queridos animalitos que pasaron por allí y ya no pudieron volver. Reflexioné acerca de la sapiencia de Néstor, el veterinario, su bonomía, su profesionalidad..otra casa de comidas -pensé que hoy no se cocina en muchas casas, o hay mucha gente sola que no se cocina y prefiere comprarla hecha o....qué hora sería? no uso reloj y no me gusta andar con el celular en la mano, es más, trato de ignorarlo, asi que supuse que habría pasado más de un cuarto de hora de la clase. Más y más rápido, mis piernas se alargaban, tenían alas...el supermercado chino, el Eco, una familia conversando en la vereda -qué sentido le darían ellos..- doblé a la derecha, justo para que quedaran en mi retina los rostros cansados de dos empleados ya a punto de cerrar el super. Antes el Parque Gazzano, el lago artificial, dos chicos vestidos de negro parados en el portal, unas rositas rococó enredadas en un tejido, un jazmín blanco con perfume etéreo, la casa de la chica que pasean en silla de ruedas y no sostiene bien su cabeza, la mueve a un lado, a otro, mira sin mirar, al menos me da esa sensación cada vez que la observo....se deja llevar, cuál será el sentido para ella...Fui afirmándome en la idea de que existen sentidos parciales, que se unen quizá en la totalidad de nuestro ser, por ejemplo para mi había un sentido en querer llegar a la clase de danza, apropiarme una vez más de ese espacio en un tiempo en el cual otras mujeres dejan la danza y yo me aferro a ella, la estrecho, giramos, nos elevamos, hacemos un contrapunto de zapateos, es mágica y me alza en su vuelo, me dejo llevar....pero, volviendo al presente aún no he llegado.      Tomo a la izquierda por una calleja de barrio, algunos transeúntes, un kiosco, en una casa alguien golpea las manos:"está Ludmila?"-dice- mientras una pequeñita de rulos morenos la mira a través de un alto portón enrejado. Dos chicas jóvenes pasan a mi lado, van de jean, no llevan bolsos. Un amplio ventanal deja ver el interior a través de unas cortinas blancas y transparentes, trabajadas con pequeñas florcitas, símil crochet. En la esquina el almacén antiguo, las ventanas altísimas, la vieja heladera marrón. Enfrente la casa silenciosa de la verja con ligustrinas y el jardin desprolijo. Al doblar nuevamente diviso a lo lejos un grupo de chicuelos jugando en la calle con una pelota....un hombre apostado en la verja mira los que pasan, supongo también a mi. Qué cerca estoy...y qué lejos de haber dilucidado si existe o no el sentido de la vida, si se lo damos, en qué consiste, si es diferente para cada uno....un pequeño almacén también vende comidas caseras.....por Dios! nadie cocina?...y lo digo yo que de cocinera.....puffff ni ahí!!!! ja, me río mientras lo pienso, recuerdo el librito de cocina vegetariana que me regalaron, mis recetas inventadas, los olores, los sabores....escucho el agua que corre en la calle caer vertiginosa por una boca de tormenta, presto atención....no es como el ruido de las cascadas, tiene el ritmo de la ciudad, atropellada, corre sin saber dónde, cae de bruces, no  canta, se queja....vuelvo a girar, ahora a la izquierda, me recibe una alfombra de copos algodonosos sobre el pastito corto de la placita, los palo borrachos sueltan sus semillas y no las dejan golpearse al tocar la tierra, por eso lo del algodón de los copos blancos. Una veredita entre gramilla me conduce al viejo salón comunitario. Afuera la moto de Dany, uno de nuestros compañeros de danza, el auto de la profe sobre el cordón de Antelo, el sonido de los tacos, la música....Abren la puerta -que habían cerrado con llave- entro y explico brevemente mi demora, me cambio, me uno al grupo. Ya no pienso en el probable sentido ....despliego mis alas y vuelo mientras giro al compás de cuatro tiempos...

                                                                                        Texto: M.O
                                                                                         Foto:  M.O 

2 comentarios:

  1. Seguro Mabel, que cuando danzas te sientes como el pez que resueltas las dudas, es ya uno con el agua.

    Te recuerdo unas palabras:

    "Tan pronto como la vida es integramente ella misma, es decir, cuando se libera de lo momentaneo y de las necesidades y finalidades, entonces la danza se llena de ritmo y armonía.... Es el momento en que la criatura viviente suelta las ataduras de lo cotidiano para dejarse seducir por la cadencias lentas o rápidas, sostenidas o apasionadas de los movimientos primordiales, si bien siempre son grandes y solemnes. Lo que significa: ser uno y lo mismo con la vida del universo, dejar de ser individuo o persona para convertirse en el ser humano como criatura originaria, que ya no se enfrenta a los avatares cambiantes, sino que forma parte del todo universal".

    Abrazos en danza

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  2. ¡Gracias por tan bonita reflexión que me has enviado!...asi es, la danza tiene la virtud de transportarme, me siento plena y feliz! Danzar es como "nadar en el aire"...Merci beaucoup y vuelven abrazos danzando hasta donde estés!

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