Amo la lluvia, se que es redundante decirlo y afirmarlo una y otra vez...pero la amo.
Soy feliz cuando llueve, siento que todo el mundo está ahí, al alcance de mis ojos y de mis manos, me aquieto en mi refugio, agudizo los sentidos, escucho, huelo, toco, percibo...y es porque ella ha comenzado.
Lluvia...
qué tienes, quién eres, qué traes
que tanto me subyugas
que produces en mi una dulce sensación
de efervescencia,
un lento aquietarse luego,
el mágico momento en que todo lo dominas,
lo lavas, lo purificas...
qué decirte...
no necesitas mis palabras,
ni mi gozo, ni mi risa,
no te percatas de mi,
ni de ellos, ni de nadie...
caes, sólo caes,
te deslizas, danzas, golpeteas,
todo como si siempre estuvieses ahí,
eternamente serena,
ocasionalmente furiosa,
imprevistamente suave,
sorpresivamente cantarina,
ligera, audaz, contundente,
recia, arrebatada, impasible,
soberbia, sencilla,
tímida, avasallante,
en oleadas, en el viento,
en la brisa, sobre los párpados,
entre los pétalos,
sobre las alas,
entre la arena,
en el seno profundo de la tierra,
fundiéndose una en los ríos y mares,
tú....siempre,
yo.....esperándote...***
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