Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Retacitos....por aquí anduvieron mis ojos.....

Los libros son como ojos cerrados....se abren parcialmente o de par en par ante la mirada del otro, en este caso el lector/a.......


     Manolios se calló. La voz le comenzaba a temblar. Sus amigos se acercaron a él aún más en el banco, preguntándole ansiosos:
-¿Quién era?
Manolios vaciló un momento. Al fin, tranquilamente, como cae una fruta madura en el jardín durante la noche, su palabra cayó:
-Cristo.
     Los tres se sobresaltaron. Cual si de improviso hubiera aparecido entre ellos, en la oscuridad, triste, pobremente vestido, perseguido por los hombres, sangrándole los pies de caminar, un refugiado, Cristo.
Con terror y alegría, sentían en medio de ellos la invisible presencia. Durante largo rato no pudieron pronunciar palabra. ¿Qué hubieran dicho? ¿Hacia quién dirigirse? ¿A quién hablar? no veían a nadie. no obstante, nunca ningún cuerpo les había parecido tan real, tan palpable, como esta presencia invisible, la cual, revestida de humilde apariencia humana, estaba allí en medio de ellos.
     Fue Yannakos quien primero abrió la boca, gritando y con los ojos fijos en la oscuridad:
-¿Quién está ahí?- ¿quién está ahí?-repitió avanzando la mano. 
Las hojas de la higuera se movieron. de nuevo la noche se colmó de perfumes -cereales, madreselva, higos maduros-. Al aspirar profundamente este aroma, los cuatro sintieron que descendía y se infiltraba entre ellos de la cabeza a los pies la presencia invisible. Recordaron que siendo niños y conservando todavía el corazón puro, este mismo ser invisible entraba en sus almas y tomaba posesión de ellas, el Jueves Santo, al comulgar.
     
         Fragmento de "Cristo de nuevo crucificado", de NIKO KAZANTZAKIS. Edic. Carlos Lohlé.Bs.As.1963.
                                                                     ---


(...) El caso invita a conjeturas de índole metafísica. Umar profesó (lo sabemos) la doctrina platónica y pitagórica del tránsito del alma por muchos cuerpos; al cabo de los siglos, la suya acaso reencarnó en Inglaterra para cumplir en una lejano idioma germánico veteado de latín el destino literario que en Nishapur reprimieron las matemáticas. Isaac Luria el León enseñó que el alma de un muerto puede entrar en un alma desventurada para sostenerla o instruirla; quizá el alma de Umar se hospedó, hacia 1857, en la de Fitzgerald. En las Rubaiyat se lee que la historia universal es un espectáculo que Dios concibe, representa y contempla; esta especulación (cuyo nombre técnico es panteísmo) nos dejaría pensar que el inglés pudo recrear al persa, porque ambos eran, esencialmente, Dios o caras momentáneas de Dios. Más verosímil y no menos maravillosa que estas conjeturas de tipo sobrenatural es la suposición de un azar benéfico. Las nubes configuran, a veces, formas de montañas o leones; análogamente la tristeza de Edward Fitzgerald y un manuscrito de papel amarillo y de letras purpúreas, olvidado en un anaquel de la Bodleiana de Oxford, configuraron, para nuestro bien, el poema.
     Toda colaboración es misteriosa. Ésta del inglés y del persa lo fue más que ninguna, porque eran muy distintos los dos y acaso en vida no hubieran trabado amistad y la muerte y las visicitudes y el tiempo sirvieron para que uno supiera del otro y fueran un solo poeta.

        Fragmento de "El enigma de Edward Fitzgerald", de JORGE LUIS BORGES. Antología personal.
La Biblioteca Argentina. Serie Clásicos. 2001.Edit.Sol 90.


ni míos, ni tuyos.....

de todos y de nadie.....
                                                                                                                                                                                                                               
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(...) Un día, a través del ensayo de Cozarinsky sobre Borges y el cine, descubrí al autor de el Aleph. Compré sus cuentos en la Librería Española y leerlo fue toda una revelación para mí, me impresionó mucho sobre todo la idea -hallada en uno de sus cuentos- de que tal vez no existía el futuro. Era la misma que había encontrado en el libro de Miller sobre Rimbaud. Quedé de nuevo perplejo ante esa negación del tiempo, en este caso ante la refutación del tiempo que podía encontrarse en un escrito sobre el Orbis Tertius, el axioma más importante de las escuela filosóficas. Según este axioma, el futuro sólo tiene realidad en la forma de nuestros miedos y esperanza presentes, y el pasado sólo tiene realidad meramente como recuerdo.
     El pasado es siempre un conjunto de recuerdos, de recuerdos muy precarios, porque nunca son verdaderos. Acerca de esto le oí decir algo muy bello y conmovedor a Borges. Se lo oí decir en una conferencia secreta que él dio en Zékian, una librería clandestina que se hallaba en la segunda planta de una casa de la rue Littré. Fue el propio Cozarinsky quien me puso en la pista de esa librería secreta.
     Fui a Zékian sin futuro y salí sin pasado.
     Escuché a Borges decir que recordaba que una tarde su padre le había dicho algo muy triste sobre la memoria, le había dicho: "Pensé que podría recordar mi niñez cuando por primera vez llegué a Buenos Aires, pero ahora sé que no puedo, porque creo que si recuerdo algo, por ejemplo, si hoy recuerdo algo de esta mañana, obtengo una imagen de lo que vi esta mañana. Pero si esta noche recuerdo algo de esta mañana, lo que entonces recuerdo no es la primera imagen, sino la primera imagen de la memoria. Así que cada vez que recuerdo algo, no lo estoy recordando realmente, sino que estoy recordando la última vez que lo recordé, estoy recordando un último recuerdo. Así que en realidad no tengo en absoluto recuerdos ni imágenes sobre mi niñez, sobre mi juventud."
     Después de evocar estas palabras de su padre, Borges calló durante unos segundos que me parecieron eternos, y luego añadió: "Intento no pensar en cosas pasadas porque si lo hago, sé que lo estoy haciendo sobre recuerdos, no sobre las primeras imágenes. Y eso me pone triste. Me entristece pensar que tal vez no tengamos recuerdos verdaderos de nuestra juventud."

     Fragmento de "París no se acaba nunca", de ENRIQUE VILA-MATAS. ANAGRAMA. Narrativas Hispánicas. Barcelona. Edic.2003


......a contracorriente recuerdos mis primeros libros, las lecturas amadas, las buscadas, las ocasionales, los préstamos, la posesión de un libro....qué extraño me suena esto último....¿se puede poseer un libro en realidad?....amo los libros y sus historias guardadas, cada vez que uno se despliega ante mi, inicio un viaje espléndido, el que me conduce a mi misma pasando por los más inverosímiles lugares y tiempos sin tiempo, como relojes de campana que han quedado estáticos allí, justo allí donde no era lo previsible....M.O
                                                                                                                                     Fotos: M.O
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2 comentarios:

  1. Lo cierto es que son los libros los que nos poseen a nosotros. Bendita posesión que nos hace viajar por el tiempo el espacio y por otras realidades.

    Estupendos los retazos hilvanados que aquí nos dejas...

    Abrazos !

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  2. Si, coincido con tu apreciación...
    ¡Merci beaucoup amigo en la distancia y en las letras!!
    Abrazos pour vous!

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