debo prescindir de muchas cosas.
Me pregunté:
¿de qué prescindiría?
fui haciendo un listado tan largo,
pero tan largo, que no me alcanzaban
las hojas para detallarlas.
Cosas, objetos, arraigos, manías,
hábitos monótonos, enconos,
pre-ocupaciones estériles,
etc.,etc.,....
Entonces pensé:
¿de qué no podría prescindir?
y escribí:
del amor, de la alegría, de la libertad,
de las ganas de vivir,
de la simpatía, de la risa, del llanto,
de las miradas de los que amo,
del compromiso con los que me rodean,
de la solidaridad,
de la creatividad,
de la lectura, de la escritura, de la música, de la danza,
de la amistad,
de la sorpresa en los encuentros humanos,
de la lluvia, del cielo azul, de las nubes,
de los pájaros, del río, del mar,
del recibimiento de mis perros al llegar a casa,
del verde de los árboles, de la tersura de los pétalos,
del aroma de la tierra cuando ha llovido,
de la fragilidad de las mariposas, las abejas, los aguaciles,
de la gracia de los juncos y el croac de las ranas,
del viento, de las montañas,
de los abrazos, de los besos,
en fin....y resultó una lista interminable
sólo que ninguno de los items
enumera materialidades,
sólo que todos dependen de mi y de los otros,
sólo que los llevaré conmigo, por siempre,
y al cerrar mis ojos, cuando sea el tiempo de hacerlo,
será como un prado, infinito y sereno, prolongado
y suave, será una gracia...
y tal vez entonces habrá otros paisajes
y tal vez entonces será como un punto, un punto y aparte
esa quietud, donde todo bulle.... |
y quedaste allí, donde te había dejado... |
Texto: M.A.O
fOTO DEL MAR: M.A.O
fOTO VENTANA AL MAR: web