Las cosas que me gustan...

  • Me agradaría saber que pertenezco a una especie que fuera capaz de respetar la vida en todas sus expresiones y convertir al Planeta en un gran hogar para todos...

sábado, 22 de septiembre de 2012

RETORNO.







Han regresado ya, es tiempo.
Cuánto camino de cielo recorrido,





y el cielo las vio, bailando la sincrónica danza de los migrantes....






tiempo exacto,
reloj de ave,
regreso.***



                                                                               Texto y foto: M.A.O




















viernes, 21 de septiembre de 2012

SHE.

     Ha florecido el membrillo rojo en la casa de ventanas cerradas. 
Detrás de las persianas una triste mujer quizá recuerda otras primaveras, otras flores...y el liquiámbar cubierto de un verde brillante, como el sol por las mañanas.
  
      La ciudad, agitada y tempranera, amaneció engalanada. El tránsito, como siempre, loco, loco, todos enloquecidos por llegar a algún lugar, un refugio, y volver a empezar.
Desde la platea del colectivo urbano pude ver los lapachos, desnudos de hojas, vestidos con flores, enormes ramilletes derrochando abejas y estambres amarillos. Y la brisa, ella, entre las ramas.
     El abuelo con su pierna cortada no estaba hoy afuera, quizá en el jardin, soñando con correr por un campo repleto de verdor, con su pierna otra vez.
     Más allá, cruzando la avenida, de la mano de su madre -fuertemente asida- una niña miró el colectivo con ojos de asombro, demasiado grande! demasiado tosco!! ante tan pequeño capullo en rosa.
    Automóviles, motos, unos hacia allá, otros hacia acá, el resto no se dónde.

     Las tipas deshojando despacio, con aires otoñales en plena primavera, para vestirse luego de amarillo furioso, amarillo ámbar, amarillo soleado, samaritas verdinegras. Y los viejos, y los jóvenes, y todos recuerdan hoy algo, aún los que están construyendo sus recuerdos. Un día especial. Enormes canastos con ramos florales, fresias, rosas, caléndulas, rojo, rosa, naranja....y en la plaza bajo con la música de altoparlantes. Algo se festeja, todos caminan, festivamente, aunque no se den cuenta...los jardines maternales con pequeñuelos disfrazados, las seños alertas, mamás con cámaras, flores, flores...y en la catedral un desharrapado deshoja su tristeza sempiterna, su no primavera, su crudo invierno. Que dios te bendiga, bendiciones, no hay limosnas, una mochila roja y sucia parece entorpecer la mirada rápida de muchos, la no mirada de otros, la congoja de algunos.

     El árbol del pan derrama pequeños bouquets liláceos, sus ramas retorcidas no se saben feas, sólo vibra ante el advenimiento, se derrama sin estrecheces.

     Por primera vez veo un cartel del BICA, tiene una enorme pincelada verde en avance, un trazo de césped, el potrero de un niño.

    En las oficinas no hay flores, sin embargo algunos se saludan, sonrientes, amistosos....qué tiene, me pregunto, qué tiene esta estación? Una señora lleva altivamente un ramillete recién comprado, rémora del regalo galante que no recibirá, nostalgioso primor de colores, remembranzas de un tiempo que fue.
Jóvenes por aquí, niños por allá, viejos en los bancos de la plaza. Los jardineritos desfilan en medio de una tropelía de coloridos disfraces. El reloj del municipio da las diez, las diez de una mañana intensamente fragante.En plena peatonal dos músicos cantan una canción dulce. Un chico de piel ébano ofrece sus mercancías frente al correo. Una señora saca las llaves de su bolso. Un hombre espera, impaciente, que cambie el semáforo. Una bolsa de plástico hace las veces de triste flor en la fronda de un árbol urbano. 
Las vidrieras resplandecen en objetos atrayentes, por aquí anduvieron los gnomos y las hadas, pinceles, pinceles, se estiran los coloridos objetos, "ven, llévame", sonrío y paso.
En la panadería adusta de la última cuadra unos stikers florales me sorprenden, y en "Todo es moda" los bolsos y pañoletas se han robado todos los motivos floridos y estridentes.
Hasta calle Alem, siempre con aires de chimenea, plantó cuatro floristas al cruzar la peatonal, les pintó sonrisas a los que esperaban el transporte público, hizo simpáticos a algunos conductores y le tendió una refulgente vereda a una anciana que pasaba, quedamente ensimismada...
Amigas riendo, niños correteando, arrullo de palomas entre las columnas, perros callejeros, vendedor de garrapiñada, payasos
de ocasión, sombreros raros.
Puse mi tarjeta, de color azul mar, nunca la había visto asi, vestida de fiesta. Desandando cuadras, viveros por doquier, lapachos a estribor y a babor, un ciprés muy serio se dejó tentar por una enredadera amarilla que le dibujó una enorme capelina. Dos muchachones arreglando los maceteros en el comando, los quioscos de revistas refulgiendo noticias ciertas e inventadas. Cuadras, más y más...de repente el barrio, el club, mi campito, mi ombú, mi lapacho rosa,  la palomita de la virgen que sobrevivió a la tormenta del martes, mis perros, mi casa...he vuelto.
Me reciben las plantas, llenas de perfume, de color, restallando vida por todos los estomas.
Y enciendo la radio. Y bailo una milonga. Giro, giro y giro y me río,
cascabelea mi risa en medio de los acordes tangueros y el ladrido asombrado de mis perros.***


                                                               TEXTO: M.A.O
                                                                FOTOS: M.A.O

estoica sobreviviente

"coroleando"lilas...

derrame de aroma sutil...

martes, 18 de septiembre de 2012

La paloma.


Ella no lo sabe...pero confía.
Es por eso que ha hecho el nido
tan frágil.

Hoy ha llovido.
El viento se empeña
en sacudir el árbol,
en bailar entre las ramas,
en filtrarse en el 
refugio breve.

El viento se empeña.
Ella confía.
Él, que la proveyó
de alas, proveerá 
la noche tanto
como el día.

Dos huevecillos
ahí, al borde del abismo,
pero no lo saben,
y confían.

Aquí, adentro,
yo lo se,
y no confío...

El viento.
Las ramas.
El nido.
La paloma.
Yo.

El mundo.
Todos.
Él.

Y tras las nubes
está la luna.
Y tras la noche
está el día.

Y la paloma
y yo...
estaremos mañana quizá.

Pero eso ya 
es parte de otra historia.***



                                                                 TEXTO: M.A.O


Antes no te vi, sólo bastó un instante y entonces te percibí....y nada fue igual...

lunes, 17 de septiembre de 2012

Lo no dicho.

Esta vez me siento
vacía de palabras
envuelta en desazón
con hastío de frases.

Palabras que no encuentro.
Palabras que me eluden.
Paroles confundidas.
Paraulas en letargo.
Sin texto.
Sin adiós al texto.
Perdidas.
Extraviadas.

Y cuando ellas me eluden,
me siento desolada,
me reconozco aislada,
me veo sin verme,
soy irreconocible para mi misma.

Y espero sin  esperar
el instante justo
para recuperarlas,
para no sentir su ausencia,
para poblar el silencio.

Silencio de todo.
Silencio que estalla.
Letras que zizaguean.
Frases inconclusas.

Algunas veces
ni siquiera las palabras
dan cuenta de nada.***




sidewalk poet. ERICA HOPPER

                                                            TEXTO: M.A.O

domingo, 2 de septiembre de 2012

INSTANTE...






                                                                 Ella, inmersa en su vuelo.

Yo, contemplándola.

Las dos puntas de un acontecer fugaz....




TEXTO y VIDEO:  M.A.O

sábado, 1 de septiembre de 2012

VOYAGE.


Jirones de luz y sombras.
A lo largo de la ruta
se desplazan fantasmagóricas
siluetas.
Las miro, las miro, jamás 
me cansaría de mirarlas.
Conozco de memoria los montes,
las palmeras caranday.
el lento desfile de las alambradas.
Tranqueras rústicas,
galpones largos,
arboledas densas
anidando a una casa pequeña.
Lagunas, pastizales,
el río Gualeguay y el añoso puente,
el remedo de palmar en medio de los campos,
mojones estoicos de yatay elegantes,
pinceladas de ranchos, huertas familiares;
la ciudad deslucida y chata, la plaza, la iglesia...
Hace tantos años que ando y desando 
el camino, la promesa siempre
presente del regreso, 
el latido del tiempo,
recuerdos,
adolescencia aventurera y adultez
desbordando ensueños,
garzas blancas en bandadas al ras
de las aguadas,
teros bordeando la moderna cinta
 remozada cada tanto,
horneros con sus casas, marrones,
andar rápido, conciencia de pájaro,
solitarias cigüeñas, halconcitos
bastoneros, lechuzas, benteveos,
larguísimas barreras 
de eucaliptus verdinegros, 
 ceibos de troncos
retorcidos, horquetas;
las vías del ferrocarril,
silos gigantescos, vigías
de lata, depósito de esperanzas;
medio centenar de kilómetros,
cinco decenas tan sólo,
cada indicador bordeando
el camino te acerca ...o te aleja,
una dirección, dos sentidos.
En aquella curva
el monte de ligustros,
Villa Clara, Ingeniero Sajaroff
testimonios de gauchos judíos,
otro siglo, otra gente,
reminiscencias...
el itinerario que sigue, que va, que viene,
que sólo está;
la pequeña capilla de San Andrés,
niñez de madre,
desmayos entre ostias y jacintos,
comunión de los niños,
sagrado espacio rural,
remembranzas...
San Miguel, la estancia de los Castro,
la familia Cabrera, las vacaciones
de mi hermano;
el Gualeguaychú, torrente marrón,
ímpetus por llegar al río de La Plata,
hacerse mar, volver en olas,
puente blanco.
A la derecha, casi llegando ya,
el boliche de Cooke, lo que de él
rememoro, la pista de baile (inexistente hoy),
adolescencia, primeros bailes,
quince años a estrenar.
Y la alambrada parece
un hilo conductor.
La Virgen en la gruta,
la bicisenda, la cooperativa arrocera...
Poco a poco se ve la ciudad,
los nuevos emprendimientos,
termas, bungalows, turismo 
a pleno; aún quedan vestigios
de aquél, el que fuera mi pueblo,
aunque me da la sensación
de que sólo yo los reconozco,
todo ha cambiado tanto...!
He de beber cada imagen
en cada uno de los viajes,
veré acercarse el horizonte,
sin alcanzarlo nunca,
habrá lluvias, amaneceres,
media tarde somnolienta,
anocheceres tibios,
noches frías,
habrá un montecito pequeño,
de espigados árboles ajenos
a mi presencia efímera,
al paso de los transportes...
a la vera de una lomada,
con el sol entre el follaje,
junto a los pájaros...
esa arboleda pequeña
un día me verá pasar,
mas no la veré ya,
irá inscripta en la memoria
eterna,
el eterno ciclo de la vida,
la mortaja en duelo de la muerte;
no veré la torre de la iglesia
asomando, blanca, clara,
nada veré,
pero todo irá conmigo,
a la morada última,
frazada de humus,
flores frescas,
irá conmigo, 
se llevará el sol entre las ramas
y el trino póstumo
de mis calandrias.***



                                                       Texto: M.A.O

                                                         Foto: M.A.O